domingo, 20 de diciembre de 2009

TEORÍA DE LA PERSONALIDAD EN EL PSICOANÁLISIS.

1. Introducción.

El psicoanálisis es una método específico para investigar los procesos mentales inconscientes y a un enfoque de la psicoterapia. El término se refiere también a la estructuración sistemática de la teoría psicoanalítica, basada en la relación entre los procesos mentales conscientes e inconscientes.






2. Origen del Psicoanálisis.

El psicoanálisis fue creado en Viena por Sigmund Freud (1856-1939), un médico neurólogo interesado en encontrar un método efectivo de tratamiento para pacientes que sufrían histeria y otros tipos de neurosis.
Uno de los sucesos más trascendentales en el origen de la teoría, fue la asistencia de Freud a las experiencias llevadas adelante por el neurólogo Jean Martin Charcot (1825-93). Estas experiencias sugerían que mediante la hipnosis se podían inducir (y suprimir) síntomas que se presentaban en cuadros histéricos. Estudiando numerosos casos clínicos junto con Joseph Breuer (1842-1925), comenzaron a desarrollarse las primitivas teorías que evolucionaron hasta formar el cuerpo teórico del psicoanálisis.
Sin embargo Freud comenzó a tener problemas con el método de la hipnosis para tratar la histeria, por lo que tuvo que buscar otras alternativas. Fue así como creo el método de la Asociación libre, el método básico del Psicoanálisis.
Freud planteó entonces la teoría de que sus problemas tenían como causa los deseos y fantasías reprimidas e inconscientes de naturaleza sexual, socialmente inaceptables.
Tras publicar algunos textos sobre sus investigaciones, Freud fue designado profesor en la Universidad de Viena en 1900. Comenzó, desde ese momento, a incorporar investigadores que se sumaron al movimiento psicoanalítico, tales como: Carl Jung, Wilhelm Reich, Melanie Klein, Wilfred Bion o Jacques Lacan.






3. La Teoría del Psicoanálisis de Sigmund Freud.

Sigmund Freud fue un médico y neurólogo austriaco considerado "el padre del psicoanálisis". Freud se interesó por una patología muy frecuente en su tiempo: la histeria.
Comenzó con técnicas hipnóticas para tratar de aliviar los síntomas de las mujeres histéricas. Con el tiempo fue desarrollando su método de psicoterapia. El psicoanálisis es inicialmente un instrumento para tratar personas que padecen de esta patología. Si bien en sus inicios se aboca exclusivamente a la cura de las parálisis histéricas (sufridas en una gran mayoría por el sexo femenino), luego se generalizaría para otros tipos de neurosis, como la paranoia, la neurosis obsesiva o las fobias.
En el desarrollo del psicoanálisis, Freud estudió la conducta, las emociones, los pensamientos, las motivaciones, los sueños y la existencia del hombre. Lo que inicialmente se perfila sólo como un instrumento terapéutico, es ahora considerado por algunos de sus seguidores como todo un sistema de pensamiento.
Para algunos, “La interpretación de los sueños” es un libro que justifica la pertinencia del pensamiento de toda una época.






3.1. Consciente, Preconsciente e Inconsciente Reprimido.

La primera de las aportaciones de Freud fue el descubrimiento de la existencia de procesos psíquicos inconscientes ordenados según leyes propias, distintas a las que gobiernan la experiencia consciente. En el ámbito inconsciente, pensamientos y sentimientos que se daban unidos se dividen o desplazan fuera de su contexto original; dos imágenes o ideas dispares pueden ser reunidas (condensadas) en una sola; los pensamientos pueden ser dramatizados formando imágenes, en vez de expresarse como conceptos abstractos, y ciertos objetos pueden ser sustituidos y representados simbólicamente por imágenes de otros, aun cuando el parecido entre el símbolo y lo simbolizado sea vago, o explicarse sólo por su coexistencia en momentos alejados del presente. Las leyes de la lógica, básicas en el pensamiento consciente, dejan de ejercer su dominio en el inconsciente.
Comprender cómo funcionan los procesos mentales inconscientes hizo posible la comprensión de fenómenos psíquicos previamente incomprensibles, como los sueños. A través del análisis de los procesos inconscientes, Freud vio que este estado servía para proteger el sueño (el reposo) del individuo contra los elementos perturbadores procedentes de deseos reprimidos, relacionados con las primeras experiencias del desarrollo que afloran en ese momento a la conciencia. Así, los deseos y pensamientos moralmente inaceptables, es decir, el ‘contenido latente’ del sueño, se transforman en una experiencia consciente, aunque no inmediatamente comprensible, a veces absurda, denominada ‘contenido manifiesto’. El conocimiento de estos mecanismos inconscientes permite al analista invertir el proceso de elaboración onírica, por el que el contenido latente se transforma en el contenido manifiesto, accediendo a través de la interpretación de los sueños a su significado subyacente.






3.2. Ello, Yo y Superyó.

El esfuerzo por clarificar el desconcertante número de observaciones interrelacionadas puestas a la luz por la exploración psicoanalítica, condujo al desarrollo de un modelo de estructura del sistema psíquico. Tres sistemas funcionales, o instancias, se distinguen en este modelo: el ello, el yo y el superyó.
El Ello (o Id) es la instancia más antigua y original de la personalidad y la base de las otras dos. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos o pulsiones más primitivos. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad.
• El Superyó (o Superego) es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas a probadas y recompensadas.
• El Yo (o Ego) es una parte del ello modificada por su proximidad con la realidad y surge a fin de cumplir de manera realista los deseos y demandas del ello de acuerdo con el mundo exterior, a la vez que trata de conciliarse con las exigencias del superyó. El yo evoluciona a partir del ello y actúa como un intermediario entre éste y el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del ello de una manera apropiada en el mundo externo. Utiliza el pensamiento realista característico de los procesos secundarios. Como ejecutor de la personalidad, el yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: las del mundo de la realidad, las del ello y las del superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada.






3.3. Mecanismos de Defensa.

Los mecanismos de defensa son modos incorrectos de resolver un conflicto psicológico y pueden dar lugar a trastornos en la mente, la conducta, y en los casos más extremos a la somatización del conflicto psicológico y las disfunciones físicas que lo expresan.
Los mecanismos de defensa en psicoanálisis son:
• La represión: La represión es el mecanismo de defensa más importante; por él experiencias y apetitos que el sujeto considera inaceptables y que no consigue integrar adecuadamente en su personalidad se proyectan o empujan hacia las zonas inconscientes de la mente. La eficacia de la represión puede ser tal que el sujeto ignore lo que ha reprimido pero también que ha reprimido. De ahí que el terapeuta deba luchar para que el paciente sea consciente también de su responsabilidad en la represión. La represión no anula la energía psíquica reprimida; ésta pugnará por manifestarse en la vida del sujeto.
• La formación reactiva: este concepto de mecanismo de defensa en psicoanálisis consiste en enmascarar un motivo o emoción transformándolo en su contrario.
• La proyección: es un mecanismo de defensa por el medio del cual el sujeto atribuye a otras personas los propios motivos, deseos o emociones. Es una forma de ocultación involuntaria e inconsciente de su vida psíquica, consecuencia de la presión del superyó que sanciona como incorrecto el contenido psíquico.






3.3. El Desarrollo Libidinal.

El psicoanálisis emplea el término de pulsión (impulso que tiende a la consecución de un fin) para el estudio del comportamiento humano. Se denomina pulsión a las fuerzas derivadas de las tensiones somáticas en el ser humano, y las necesidades del ello; en este sentido las pulsiones se ubican entre el nivel somático y el nivel psíquico.
La pulsión es un impulso que se inicia con una excitación corporal (estado de tensión), y cuya finalidad última es precisamente la supresión de dicha tensión.
Hay dos tipos de pulsiones, la pulsión sexual o de vida (Eros) y la pulsión de muerte (Thánatos). Para el psicoanálisis el impulso sexual tiene unas acotaciones muy superiores a lo que habitualmente se considera como sexualidad. La libido es la energía pulsional, y puede presentar diferentes alternativas según esté dirigida a los objetos (libido objetal), o bien se dirija al propio Yo (libido narcisista).
El psicoanálisis establece una serie de fases a través de las cuales se verifica el desarrollo del sujeto. Desde el punto de vista de dichas fases, los conflictos psíquicos - y su posibilidad de resolución- dependerán del estancamiento de una fase (fijación) o del retorno a una fase precedente (regresión).
Freud distinguió a partir de 1915 diversos momentos y "dimensiones" de una pulsión:
1. La fuente que tiene su origen en lo somático y que se traduce por una tensión, una suerte de impulso (en alemán: Drang).
2. El Drang mismo, es decir la tensión interior que se traduciría en Trieb (pulsión).
3. La meta que se puede encontrar en un estado pasivo o activo.
4. El "objeto" de la pulsión, que en lo real es un medio, un medio bastante accesorio ya que sólo sirve para disminuir temporalmente la tensión inherente a la pulsión.






3.5. Desarrollo Sexual Infantil.

La teoría plantea que conforme crecen los niños su deseo se enfoca en diferentes áreas del cuerpo, en los que se busca la satisfacción libidinal. Siguiendo una secuencia de etapas psicosexuales en las que son importantes diferentes zonas erógenas, los niños pasan del autoerotismo a la sexualidad reproductora y desarrollan sus personalidades adultas.
Fase Oral: El ser humano llega a este mundo trayendo consigo simplemente instintos, secuencias de comportamiento genéticos que le permiten sobrevivir. El bebé satisface su primera necesidad, de alimentación, a través de la boca y el contacto con el pecho materno.
Fase Anal: La limpieza, el orden y la belleza, claros productos culturales aunque aún no comprendidos del todo, incidirán en la vida del sujeto de aquí en adelante; sobre todo la limpieza en esta fase. Es en este sentido que la madre en el acto de limpiar al niño de las respectivas necesidades que produce, erogenizará la zona anal; con la que el sujeto buscará satisfacción autoerótica mediante la expulsión y retención de heces.
Fase Fálica: el órgano sexual masculino desempeña un papel dominante. En esta fase las caricias masturbadoras y los tocamientos ritmados de las partes genitales proveen al niño un placer autoerótico. Freud considera que el clítoris es considerado por la niña como una forma de falo inferior.
Fase de Latencia: Se conoce este período por ser de "relativa" suspensión en la investigación sexual infantil. La represión, diques anímicos, etc. obligados por la cultura ya están arraigados, en la mayoría de los casos, en la vida anímica del niño. Sucede, así, un período de amnesia infantil. La sublimación (modificación de la meta pulsional original por otra) es el destino más importante en esta fase.
Fase Genital: En esta, se producen crecimiento de los genitales externos y desarrollo de los genitales internos (como productores y receptores de sustancias genésicas). Las zonas erógenas predominantes en las anteriores fases producen ahora un placer previo que conlleva a una acumulación de placer e incremento de la tensión suficiente para llevar a cabo el acto sexual, obteniéndose así un placer final con la descarga de los productos genésicos, mucho mayor en satisfacción al placer previo.






Bibliografía.

· “Psicología: Bachillerato” (VV.AA.). McGraw Hill. 2003.
· Enciclopedia “Encarta 2009”. Microsoft.
·
http://es.wikipedia.org/wiki/Psicoanalisis
· http://www.tuanalista.com/5/Diccionario-Psicoanalisis.htm

·
http://www.elalmanaque.com/sexualidad/informacion/info4.htm


Realizado por: Pablo R. Sánchez Pérez 2º Bach. C


2 comentarios:

  1. Irene López. 2º Bach C

    Comento aquí, porque me parece el trabajo de mis compañeros más interesante. Tampoco es que tuviese mucho donde elegir, pero me parece más interesante este debido a que es una teoría que se desarrolla y tiene cuestiones más interesantes que sólo leer la historia y los conceptos de la psicología basicamente. Además se te hace más ameno leer un trabajo con fotografías y esquemas que te van aclarando las ideas que no queden del todo claras. A todo esto se le suma mi interés por las enfermedades neuróticas, me encanta leer sobre estos temas, por lo tanto, el trabajo que mas interesante me parece es el de mi compañero Pablo, sin menos preciar al otro.

    ResponderEliminar
  2. A mi parecer, los trabajos de mis compañeros son suficientemente claros y están bien esquematizados y ordenados. En ambos, los términos desconocidos, son explicados con claridad, al igual que las fases y otros aspectos que integran cada bloque. Comento este trabajo por que me ha parecido más interesante,por que me gusta mucho el tema del que trata y además ha sido muy acertado poner ejemplos y demás datos de interés e incluir imágenes que adornan el trabajo. En definitiva, creo que hemos hecho un buen trabajo todos.


    Esther Rangel Terroba 2º.Bach C

    ResponderEliminar